DIMENSION ESTETICA
LA ESTÉTICA
La estética es la rama de
la filosofía que estudia las formas y emociones estéticas, dentro de la
contemplación de la forma
estética de contemplar el mundo encontramos; colectivamente
contrapuesta a la actitud práctica, que sólo se interesa por la utilidad del
objeto en cuestión.
La actitud estética se
distingue también de la cognitiva ya que no guarda necesariamente analogía con
la capacidad de disfrutar la experiencia misma de la contemplación de un objeto, refiriéndonos
al objeto estético y a lo que puede ofrecernos, no a su relación con nuestra
propia
vida
Definida así, la estética se encuadra mejor en la psicología que en el arte, del
que pretende ser la filosofía. Y esa es en efecto la raíz de la estética, la percepción; porque al fin y al cabo las cosas son para
nosotros como las percibimos, tanto si coincide nuestra percepción con la
realidad, como si no. Pero no se detiene ahí la estética, puesto que se ve obligada a estudiar y definir qué formas
han de tener las cosas para que sean percibidas como bellas por la mayoría. Y
aquí tenemos un nuevo elemento distorsionados: la percepción de la mayoría
induce a determinar que la sensación que percibe cada uno, tiene tanto más
altas garantías de objetividad, cuantos más son los que coinciden en una misma
forma de percepción.
La actitud estética exige
del desprendimiento y el desinterés, haciendo énfasis en el término «desinteresado»,
de interés desinteresado como lo trata de exponer de forma paradójica Kant se
usa para describir un valor lógico, describir la actitud estética ya que la
imparcialidad en materias morales y legales caracteriza sin duda lo que se ha
dado en llamar «el punto de vista moral». Otro punto importante son
los sentidos «inferiores», se hallan tan estrechamente emparentados a la
satisfacción de las necesidades corporales, que es difícil aislar el goce
estrictamente estético derivado de ellos, dentro del campo
de los sentidos, no han faltado intentos de reducir el área de la atención
estética por medio de la modalidad sensorial; sobre todo, de incluir la vista y
el oído como aceptables, y de excluir el olfato, el gusto y el tacto como
inaceptables para la atención estética. En lo perceptivo, aunque no en lo físico, los datos
de los sentidos «inferiores» son menos complejos, de suerte que los elementos
percibidos no se prestan a la compleja disposición formal tan característica de
las obras de arte. En una serie de olores y sabores hay un «antes» y un
«después», pero apenas hay otra cosa que este orden estrictamente serial; es
decir, no hay ninguna «armonía» o «contrapunto». Sin embargo, los colores y los
sonidos incluyen un orden complejo, que nos permite establecer sutiles
distinciones entre la infinidad de sensaciones visuales y auditivas, cabe
la frase la percepción por la percepción misma
En la filosofía, entonces,
hay tan poco espacio para una disciplina especial llamada “estética” como lo
hay entre las ciencias naturales. Igual que podemos considerar, entre los
hechos naturales, los placeres incidentes a la imaginación y el arte, cuando
podemos describir su ocasión y detallar sus variedades, así en filosofía
podemos adiestrarnos en articular los juicios vagamente llamados estéticos,
capturar su mensaje variable, y encontrar su congruencia o incongruencia con
otros intereses. Eso será un ejercicio de juicio moral, de razón idealizante, y
su mismísima función de atribuir valor reflexivamente y con justicia global
prohibirá su limitación en el valor aparente de sensación vacía, o de destreza
abstracta, o de auto-expresión automática; cualquiera que sean los intereses
diferenciados cubiertos por estos términos sólo serán ingredientes en la
apreciación total que nuestra crítica debe alcanzar. La función del crítico es
precisamente sentir y confrontar todos los valores, integrándolos en una
relación, y si es posible en una armonía.
Comentarios
Publicar un comentario